Las piezas que se obtienen del caballo son prácticamente similares a las del vacuno: solomillo, lomo, cadera, tapa, contratapa, babilla, espaldilla, aguja, morcillo, aleta, pescuezo, pecho, rabo y falda.
Las piezas de primera categoría se destinan principalmente a la obtención de filetes. El resto se consume como carne picada, aunque también se puede emplear en cocidos y estofados.
Si se decide por la compra y consumo de carne de caballo, asegúrese de que proceda de establecimientos autorizados para su comercialización. De esta manera, evitará el riesgo de transmisión de la triquinosis, al igual que puede ocurrir con la carne de cerdo y la de jabalí.
La carne equina tiene un color rojo oscuro o pardo rojizo en donde sus fibras son largas y finas de consistencia firme.
La grasa se localiza en la periferia de la fibra sin mezclarse, es poco abundante y se disuelve más rápido que la grasa bovina a menor temperatura Esta carne posee un bajo contenido de grasas (2,55 lípidos). Sumamente rica en minerales, vitaminas y proteínas.. Este tipo de carne posibilita la preparación de embutidos. Posee entre unas 1.000 - 3.000 kcal. / kg.
La carne de caballo es muy nutritiva y dulzona. Su composición, equiparable a la de una res joven y magra de vacuno.Destacada por su moderado aporte calórico, en comparación con el resto de carnes, debido a un contenido en grasa inferior (1 gramo/100 gramos de producto). Debido en parte a la composición de la grasa (predominan los ácidos grasos monoinsaturados frente a los poliinsaturados)
El contenido en proteínas de la carne de caballo es ligeramente superior a la de vacuno. En cuanto a los minerales, supone la mayor fuente de hierro de origen cárnico después de despojos y vísceras (sangre, hígado), que junto a la elevada cantidad de mioglobina (pigmento) le confieren el intenso color rojo característico.
Su contenido en hidratos de carbono es superior al de otras carnes, lo que le proporciona el característico sabor dulzón.
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